El clima sonoro caracteriza a una ciudad tan eficazmente como su perfil arquitectónico, y en caso de Sevilla en la Edad Moderna no podía ser menos. En la metrópoli hispalense, que ha sido tomada como estudio de caso, la riqueza y densidad de elementos sonoros adquirió una complejidad paradigmática durante sus siglos de esplendor, lo cual no era sino el eco de su agitada vida pública y su dinamismo social. El paisaje sonoro actuó como elemento diacrítico para caracterizar el tiempo ordinario del tiempo festivo, puesto todo sonido respondía a un código acuñado por la tradición y encerraba un mensaje en sí mismo, descifrado por los habitantes de la ciudad más o menos conscientemente gracias a arraigados patrones culturales y mentales que caracterizaron a aquella sociedad. En esta obra se trata de música y de ruidos, de ritos solemnes y de espontaneidad sonora, de audición y de percepción, de vida cotidiana y de grandes fastos públicos, sin olvidar a las personas que desempeñaron un papel activo en la producción y la difusión de los sonidos. En definitiva, de la experiencia auditiva que unía a pobres y a ricos, a cultos y a iletrados.
Autor: Clara Bejarano Pellicer
Edita: Ayuntamiento de Sevilla. ICAS
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