Recientemente, nuestro grupo ha publicado un par de artículos centrados en la construcción e identidad de las familias multiespecie -aquellas que incluyen miembros no sólo humanos-. Ambos provienen del proyecto ANIFAM (animales y familias) y han sido desarrollados mediante metodología cualitativa (análisis temático, para ser exactos).
Familiar no se nace; se hace
El primero de los artículos analiza cómo el estatus de los animales de compañía sufre variaciones a lo largo del tiempo de convivencia. Si bien este aspecto tiene antecedentes en la literatura, lo cierto es que la mayor parte de estudios previos han optado por asumir que el estatus del animal se mantiene a lo largo del tiempo. Sin embargo, un vistazo más próximo muestra la existencia de varios itinerarios posibles a lo largo del curso vital de la familia.
Este artículo ha sido publicado en la Revista Española de Sociología con el título de «A multispecies journey: companion animals and family development from a life-course perspective» [Un viaje multiespecie: animales de compañía y evolución familiar desde una perspectiva de trayectoria vital] y está publicado en open access (https://doi.org/10.22325/fes/res.2025.252). Puedes leer una entrada más detallada siguiendo este enlace.
¿Y cómo se llama? La difícil elección de términos para hablar de nuestros animales
El segundo de los artículos ha sido publicado en Animals (https://doi.org/10.3390/ani15040568) con el título de «‘There Is Not a Word’, but Is It Necessary? Analyzing Pragmatic Decisions Regarding Terminology Within Multispecies Family Relationships» [«No hay una palabra», pero ¿es necesaria? Análisis de las decisiones pragmáticas sobre términos usados en relaciones familiares multiespecie].
El artículo analiza cómo la elección de los términos utilizados para referirse a los animales de compañía buscan poner en equilibrio dos aspectos: la importancia de la relación y la presión social percibida. La experiencia nos dice que las personas ponen mucho cuidado al elegir cómo hablan de sus relaciones en frente de otros, y que esto se vuelve más complejo cuando dichas relaciones pueden resultar controvertidas. El caso de la interacción con animales de compañía ofrece un buen contexto para analizar este fenómeno porque, si bien la mayoría de guardianes va a considerar que sus animales son parte de la familia, esto está lejos de estar unánimemente aceptado por nuestro entorno social. Por eso, es frecuente que las personas se enfrenten al dilema de ser abiertos en su descripción -y exponerse al rechazo o desprecio- u ocultar el valor del vínculo -y renunciar a mostrar aspectos de su identidad familiar-.
Puedes saber más sobre estos dilemas y sus posibles soluciones -analizadas desde la Teoría de la Pragmática de la Comunicación Humana de Watzlawick y compañía- visitando este enlace.
En conjunto, ambas publicaciones ofrecen información novedosa sobre las interacciones humano-animal dentro de los hogares españoles, ayudando a llenar una laguna de conocimiento -sabemos relativamente poco de los países de habla hispana- y ofreciendo algunas ideas novedosas con aplicación en el ámbito sanitario/clínico, como es el caso de la evaluación familiar.