Autor: filologiaclasica

La Villa de los Misterios de Pompeya abrirá hoy sus puertas tras su restauración

La conocida como «villa de los misterios», uno de los símbolos del yacimiento arqueológico de Pompeya, en el sur de Italia, reabre hoy sus puertas para mostrar su aspecto tras casi dos años de restauración

Foto: pompeiisites.org

Fuente: EFE  |  LA VANGUARDIA

Pompeya (Italia), 20 mar.- La villa, que toma el apelativo de sus frescos, que representan costumbres de la cultura romana desconocidas en la actualidad, ha permanecido parcialmente cerrada desde mayo del 2013, cuando comenzaron las labores para su rehabilitación.

Se han intervenido las más de setenta salas que componen este complejo arquitectónico, con especial ahínco en la rica y exótica decoración que reviste sus muros y pavimentos.

Ha permanecido cerrada durante casi dos años pero solo de forma parcial, puesto que las autoridades optaron por ir cerrando diferentes partes de la misma conforme avanzaban las tareas de rehabilitación para no cerrarla completamente al público.

En la apertura oficial participarán el ministro de Cultura de Italia, Dario Franceschini; el superintendente de Pompeya, Massimo Osanna; el director general del Gran Proyecto Pompeya, Giovanni Nistri y personal del equipo de restauración.

Durante el acto se actualizarán los datos relativos al «Gran Proyecto Pompeya», cofinanciado con la Unión Europea y destinado a proteger este importante sitio histórico, patrimonio de la Humanidad desde 1997.

El protocolo expirará en diciembre de 2015 y antes de esa fecha Italia deberá aprovechar al máximo los fondos previstos.

En total ascienden a 105 millones de euros (142 millones de dólares), de los cuales 78 (100 millones de dólares) proceden del Fondo para el Desarrollo Regional de la UE (Feder) y 27 (36,5 millones de dólares) de las arcas italianas.

El área arqueológica ha sufrido en los últimos tiempos múltiples derrumbes, huelgas de personal e incluso hurtos, por los que se ha llegado a hablar de que Pompeya sufre en la actualidad una «segunda destrucción».

Recibe 2,3 millones de visitantes anuales, si bien la Comisión Europea espera que este número se incremente al menos en 300.000 personas una vez concluya dicho plan de restauración con financiación comunitaria.

Pompeya fue arrasada y sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C junto con otras ciudades aledañas como Herculano o Estabia y no fue hasta 1748 cuando se produjo su descubrimiento, convirtiéndose con el tiempo en una de las áreas arqueológica más importante de Italia.

Jornada de Puertas Abiertas 2015

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Un año más, nuestro Departamento celebrará su Jornada de Puertas Abiertas para la presentación del Grado en Filología Clásica y del reciente Doble Grado en Filología Clásica y Filología Hispánica a los estudiantes de secundaria. Tendrá lugar el próximo día 9 de Abril en el Aula Magna de la Facultad de Filología de doce a dos de la tarde.

Como en los años anteriores, nuestro objetivo es hacer una breve presentación de nuestras Titulaciones ante los estudiantes interesados, con especial atención al contenido de las mismas, así como a sus salidas profesionales. Deseamos que el acto sea breve, ameno y participativo, que sirva para responder a las preguntas que los estudiantes quieran plantearnos. El acto tendrá la siguiente estructura:

  • Apertura del acto con la intervención de la directora del Departamento Emma Falque Rey.
  • Emilia Ruiz Yamuza presentará muy brevemente la estructura de los títulos y reponderá a las preguntas que los alumnos hagan.
  • María Limón Belén dará una pequeña charla de título: “Herculano: un viaje en el tiempo”.
  • Los institutos que lo deseen pueden realizar una breve intervención, de aproximadamente cinco minutos con alguna actividad que tengan preparada, como un breve recital, en griego o latín, una dramatización en griego o latín , o un breve acto musical.

Si deseáis acompañarnos os rogamos que confirméis vuestra asistencia o vuestra participación con alguna actividad en cualquiera de estos correos: emmafalque@yahoo.es, eruiz@us.es, mlimon@us.es.

¡Esperamos poder contar con vuestra grata compañía!

Una joya arqueológica convertida en pista de pádel

El Anfiteatro Romano de Mérida, el edificio cultural más relevante de Extremadura, se convertirá en el epicentro del World Padel Tour. Sin embargo, ya han saltado las alarmas y se ha puesto en marcha una recogida de firmas para frenar la iniciativa

Anfiteatro Romano de Mérida. | Turismomerida.org

 Fuente: Lucía Muñoz  |  Estrella Digital     12/03/2015

El Anfiteatro Romano de Mérida, la joya arquitectónica más importante de Extremadura, se convertirá en una pista de pádel el próximo mes de mayo. Las pruebas del circuito World Padel Tour 2015 se celebrarán en pleno yacimiento arqueológico.

Para ello, el alcalde ‘popular’, Pedro Alcedo, pretende instalar en los restos del edificio romano una estructura colosal para acondicionar el espacio e instalar pistas, gradas, mamparas, zonas de recepción de visitantes, etc… Aunque se trata de una obra temporal, ya se han producido protestas para frenar la iniciativa.

El grupo de Izquierda Unida asegura que el monumento está protegido por ley y que el evento debe quedar descartado. Cree que además de los efectos negativos que puede generar la colocación de la estructura, la afluencia de vehículos pesados también puede suponer un riesgo para la arquitectura. Aun así, el Consorcio de la Ciudad Monumental acepta la celebración del evento. El primer edil se refugia en este apoyo y «garantiza» la protección del anfiteatro.

Sin embargo, los impulsores de la iniciativa que busca recoger firmas para paralizar el proyecto a través de la plataforma Change.org, critican que en el pasado el mismo organismo rechazó la celebración de un concierto de Paco de Lucía. «Para muchos resulta sorprendente este cambio de criterio en relación al Padel World Tour».

Por otro lado, Acedo defiende que se trata de un evento deportivo de «categoría mundial» que situará a Mérida en la categoría de «capital mundial del pádel» y que supondrá un beneficio económico para la ciudad. Además, asegura que la celebración del acto deportivo promoverá el desarrollo de la hostelería y el turismo en la localidad.

Un nuevo nombre entre los asesinos de Julio César

Una investigación sobre el asesinato de Julio César revela un nuevo personaje clave en el magnicidio de los idus de marzo

Marco Antonio (Marlon Brando) contempla el cadáver de Julio César en la película de 1953 basada en la obra de Shakespeare

Fuente: GUILLERMO ALTARES  |  EL PAÍS      08/03/2015

«El asesinato de Julio César es un carajal». Así resumió, con su habitual estilo directo, la gran latinista Mary Beard todos los hechos que rodearon el apuñalamiento del político romano en el pórtico de la Curia de Pompeyo, el 15 de marzo del 44 antes de nuestra era. En cualquier acontecimiento de esta magnitud, resulta casi imposible separar la leyenda de la historia, pero este caso es especialmente complejo por su enorme valor simbólico y porque se cruzó Shakespeare de por medio. La fuerza de su obra es tan grande y la influencia de sus personajes tan profunda que se han apoderado de la realidad. Sin embargo, los historiadores siguen peleándose con los hechos, luchando contra las leyendas. El profesor de clásicas de la Universidad estadounidense de Cornell, Barry Strauss, acaba de publicar The Death of Caesar, un libro en el que lanza una novedosa teoría sobre lo que ocurrió en aquellos idus de marzo. «Hubo un tercer hombre en el complot para matar a César», explica Strauss, un experto en historia militar, autor de libros como La guerra de Espartaco o La batalla de Salamina. «Bruto y Casio no estaban solos. Décimo fue un personaje clave. Los conspiradores no eran aficionados, políticos civiles, sino generales que organizaron el magnicidio con una precisión militar. Los gladiadores también tuvieron un papel importante, al igual que varias mujeres de la élite romana», prosigue Strauss (Nueva York, 1953) en una conversación por correo electrónico.

Décimo Junio Bruto Albino, compañero de armas de Julio César (100-44 antes de Cristo) en las Galias, aparece en todos los relatos sobre el asesinato, pero nunca en un papel protagonista, aunque algunas versiones señalan que las famosas palabras «¿tú también, hijo mío?» iban dirigidas a él, no al Bruto más famoso. De hecho, Shakespeare cambió su nombre y le llamó Decio en su Julio César. En el relato clásico, es la persona que acude a casa de César para convencerle de que, pese a los malos augurios —»cuidaos de los idus de marzo»— y de la pesadilla que ha sufrido su esposa, Calpurnia, que soñó su apuñalamiento, debía acudir al Senado. «En los últimos años, los estudiosos han recuperado a Nicolás de Damasco (64-4 antes de Cristo), una oscura figura, que era un joven en el 44 y que escribió el relato más antiguo del asesinato de César. Durante muchos años, fue desdeñado porque luego trabajó para Augusto, el heredero de César y el primer emperador, y se pensaba que esa relación había contaminado su visión. Sin embargo, ahora se le toma muy en serio y su narración de los hechos es muy diferente, mucho menos idealista, que la de Plutarco, en la que luego se basa Shakespeare», afirma Strauss. Nuevos estudios han demostrado que los textos de Nicolás de Damasco merecen mayor atención, así como su correspondencia con Cicerón, que también había sido olvidada.

En el relato clásico, es Cayo Casio Longino el que impulsa el complot y el que logra convencer a Marco Junio Bruto, un noble patricio romano que nada en dudas entre su lealtad a César y su deber con la República romana, que el creciente poder del conquistador de las Galias está poniendo en peligro. «La culpa, Bruto, no está en las estrellas», es, según Shakespeare, la famosa frase con la que Casio le convence para participar en el magnicidio. Décimo, según esta nueva versión, fue un personaje central tan importante como Casio, uno de los líderes de una conspiración mucho ante todo militar. Combatió con César en la Galia y le apoyó durante toda la guerra civil. Sin embargo, por motivos que no están totalmente claros, cambió de bando. Strauss cree que el poder fue mucho más importante que los principios. Se convirtió entonces en el único conspirador en el círculo íntimo de César y, por lo tanto, en el principal espía.

Pocos autores creen que la intención de los conspiradores (unos 60 aunque solo 20 tienen un nombre) era defender la democracia sino los privilegios de su clase. Mary Beard describe en La herencia viva de los clásicos el magnicidio como «el chapucero asesinato de un ídolo del pueblo por un grupo de aristócratas enojados en el nombre de (su propia) libertad». Ronald Syme, uno de los grandes investigadores del siglo XX de la historia de Roma, fallecido en 1989, escribe en su libro La revolución romana: «Las tragedias de la historia no surgen del conflicto entre el bien y el mal convencionales. Son más augustas y más complejas. César y Bruto, los dos, tenían la razón de su parte».

Es precisamente esta complejidad lo que convierte el asesinato de César en un hecho único, porque concentra todos los elementos que forjan una gran historia, la traición, la amistad, la lucha contra la tiranía, la nobleza, la mentira, la lealtad, la política… Si a ello se suma Shakespeare y una increíble versión cinematográfica de 1953 de Joseph L. Mankiewicz con John Gielgud, James Mason, Deborah Kerr y, sobre todo, Marlon Brando en su apogeo como Marco Antonio («y, sin embargo, Bruto es un hombre honrado»), la historia se convierte en mito. Julio César encarna un momento clave de la historia de la humanidad, cuando Roma se debatía entre continuar siendo una República o convertirse en un Imperio. Es un personaje que representa una de esas pocas encrucijadas en las que un camino u otro hubiesen cambiado la historia del mundo.

«Shakespeare ofrece un mito bellísimo sobre el asesinato, pero es un mito», afirma Strauss, cuyo libro está publicado por Simon & Shuster aunque aún no tiene editor en España. «Los asesinos reales no fueron amateurs y civiles, fueron generales y oficiales militares que también fueron políticos. Sabían cómo llevar a cabo un complot con precisión militar y reclutar a gladiadores para ayudarlos. Las mujeres también tuvieron un papel más importante del que muestra Shakespeare, desde Cleopatra, que era la amante de César en el momento de su asesinato y se encontraba en su villa de los suburbios de Roma, hasta Fulvia, la esposa de Marco Antonio, y, en mi opinión, la inspiradora de su discurso en el funeral de César».

Todavía quedan muchos misterios en torno a Julio César. Solo hace tres años, un equipo de arqueólogos dirigido por el español Antonio Moterroso, investigador del CSIC, descubrió el lugar donde fue asesinado —en los restos arqueológicos que se encuentran en el Largo Argentina, en pleno centro de Roma—. Los expertos siguen debatiendo sobre el emplazamiento exacto del Rubicón, el río clave en la historia de Julio César y de Europa. Al cruzarlo con sus tropas, violó una de las más profundas prohibiciones romanas (ningún general podía entrar con su Ejército en Italia) y desató la guerra civil que le llevaría al poder absoluto. Como escribió el historiador británico Adrian Goldsworthy al final de su biografía César, «más de dos mil años después su historia nos sigue fascinando. Una cosa es segura: estas no son las últimas palabras que se escribirán acerca de Julio César». Tenía toda la razón.

Lo que el mundo le debe a la misteriosa Mesopotamia, el objetivo del Estado Islámico

Entre los ríos Tigris y Éufrates, florecieron las primeras civilizaciones de la Historia. Hoy, los yihadistas atacan las huellas de los inventores de la escritura, la agricultura, el comercio, la contabilidad y el primer sistema de leyes

Toro alado de Khorsabad / ABC

Fuente: CÉSAR CERVERA  |  ABC     07/03/2015

El rechazo a otras culturas está incrustado en el ADN de los fanáticos de todos los periodos, que destruyen lo que no pueden explicar o lo que perciben como una amenaza a su verdad indiscutible. Los asirios actuaron igual contra los babilónicos, y éstos se vengaron después en los mismos términos. En nuestros días, la destrucción absoluta de Nimrud, la capital asiria, ya es prácticamente un hecho. Aunque las razones del Estado Islámico para arrasar decenas de estatuas asirias y acadias en el Museo de Mosul y el sitio arqueológico de Nimrud no tienen más fondo que el sadismo gratuito y la propaganda, no deja de ser paradigmático que el objeto de su ataque sea una de las primeras civilizaciones de la historia, la semilla de lo que hoy es el mundo. La antigua Mesopotamia fue tan imprescindible como misteriosa.

En nombre de una interpretación radical del islam, un grupo de yihadistas del Estado Islámica difundió el pasado jueves 26 de febero un vídeo del asalto al Museo de Mosul, donde hicieron añicos piezas que databan de la época asiria (siglos VIII y VII a.C). Los arqueólogos han advertido que las barras de hierro que contenían algunas de las estatuas dan fe de que eran reproducciones en yeso, pero no pudieron afirmar lo mismo de la esfinge alada que aparece mutilada a causa de los mazazos de los fanáticos. Esta incalculable estatua, perteneciente a los Asirios, custodió durante milenios la ciudad de Nínive, descrita por la Biblia como una urbe «grande sobremanera, de tres días de recorrido» y cuyas murallas volaron por los aires los yihadistas a principios de año.

Los sumerios dividieron el año en 12 meses, los días en 24 horas y los minutos en 60 segundos

La historia nació allí. En el cuarto milenio antes de Cristo surgió la civilización de Sumer entre los ríos Tigris y Éufrates, lo que hoy son las áreas no desérticas del actual Irak y la zona limítrofe del noreste de Siria. Los sumerios, de los que no se conservan grandes monumentos como los egipcios pero si tablillas de arcilla con los testimonios escritos más antiguos desenterrados hasta la actualidad, pusieron los cimientos para el desarrollo de los imperios asirio y babilónicos. Su capital, Uruk, está considerada entre muchos arqueólogos como la primera organización estatal de la Historia, con una clara estratificación social y una emergente actividad comercial que se extendía por varias colonias cercanas. La burocracia, la contabilidad y el comercio exterior, son, de hecho, invento suyo. Como les ocurrió a los primeros habitantes de Macondo –la célebre población creada por Gabriel García Márquez para «100 años de Soledad»–, «hubo un tiempo en el que el mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo». Los sumerios inventaron los elementos básicos de la civilización y no se limitaron a señalarlos con el dedo, fueron los primeros en dejarlo por escrito.

Además de los aspectos políticos, los sumerios dividieron el año en doce meses, los días en 24 horas y los minutos en 60 segundos, establecieron un sistema de medición y pesaje, elaboraron el primer sistema legal de derecho civil –siglos después evolucionado en el famoso código de Hammurabi– y estipularon el descanso sabático, tomarse un día de descanso a la semana.

El Imperio babilónico y los violentos asirios

En el año 2350 antes de Cristo la región vivió la invasión de pueblos semíticos encabezados por Sargón «el Grande». El imperio sumerio-arcadio, del que también se conservaban piezas en el Museo de Mosul, extendió su poder por toda Mesopotamia e instauró una administración unificada. Los sucesores de Sargón mantuvieron la unidad del imperio durante siglos, pero cerca del 1792 antes de Cristo ascendió al trono un jefe amorreo, Hammurabi, dando inicio al Imperio babilónico.

Reconstrucción artística de Babilonia, con los Jardines Colgantes en primer plano / WIKIPEDIA

Además de su aportación en materia jurídica –especialmente recordado por el código que lleva su nombre–, Hammurabi llevó las fronteras del imperio de las costas mediterráneas hasta el Kurdistán y el Golfo Pérsico. No obstante, los sucesivos asaltos de los hititas y de los casitas erosionaron el poder babilónico en los siguientes siglos.

Hacia el 1.250 a.C. se establecieron en el norte de Babilonia los asirios, quienes tomaron el control de todo el país valiéndose de su superioridad militar. «Llené con sus cadáveres las cuevas y acantilados de las montañas. Saqueé sus ciudades y las convertí en montañas de ruinas. Así me convertí en señor del extenso territorio de los qutu», escribió el monarca asirio Tukulki-Ninurta sobre la violenta ofensiva llevada a cabo para conquistar Mesopotamia. Los asirios –víctimas culturales de los ataques yihadistas hoy– se alzaron como una despiadada máquina de guerra que arrasó los territorios de la antigua Babilonia.

Tras un periodo de gran esplendor de este imperio en torno al año 1230 a.C., durante el cual la capital estuvo en Asur –actualmente en al-Charquat (Irak)– y un ulterior periodo oscuro que se alargó varios siglos, los asirios renacieron en el siglo ocho antes de Cristo con todo su potencial militar intacto. Su nueva capital se estableció en Nínive, de donde proceden la mayoría de las piezas mutiladas por el Estado Islámico, y se convirtió rápidamente en una de las ciudades más prósperas de la Antigüedad.

Arquero asirio a caballo / WIKIPEDIA

No en vano, el esplendor de Nínive y el renacer asirio fueron efímeros. Alrededor del 633 a. C. el Imperio Asirio empezó a tambalearse y los medos (tribus nómadas procedentes de Irán) atacaron Nínive. Una muestra de debilidad que fue aprovechada por los babilónicos, siempre hostiles al dominio asirio, para declarar la independencia de Babilonia. Nínive fue reducida a cenizas y los medos ordenaron inundar los canales que rodeaban la ciudad para hacerla desaparecer de la Historia.

La nueva independencia de Babilonia tampoco duró mucho tiempo. La ciudad cayó en manos de Ciro II, el Rey persa, y, cuando la población se levantó contra el invasor varias generaciones después como había hecho con los asirios, el Rey Jerjes ordenó destruir la ciudad y masacrar a la población. La ubicación de Babilonia fue olvidada durante milenios.

Más allá de sus aportaciones al avance de la humanidad, las civilizaciones que nacieron en Mesopotamia dejaron numerosas incógnitas, sobre todo en lo relacionado con sus religiones, que la arqueología no ha sabido responder. Visto como la puerta a los infiernos por algunas tradiciones antiguas y uno de los lugares donde más sangre se ha derramado en la Historia, el reino entre los ríos Tigris y Éufrates es el epicentro de numerosas leyendas de la humanidad. Los dioses mesopotámicos tenían la apariencia, las cualidades y los defectos de los hombres, pues habían sido concebidos a semejanza humana, pero los hombres no amaban a los dioses, sino que los temían. Un panteón de dioses con formas demoniacas y simbologías que, como el hombre anfibio Oannes o las misteriosas esferas de arcilla con representaciones mitológicas aparecidas en el yacimiento de Choga Mish (Irán oriental), siguen causando fascinación y desconcierto entre los investigadores.

Hallan un caldero celta decorado con un dios griego en una tumba de 3.000 años

La pieza de 1400 a.C. tenía el mismo uso que la marmita de Astérix para repartir alimento vigorizante y demuestra el intenso comercio de los celtas con el Mediterráneo

Detalle en forma de león de uno de los elementos del ajuar funerario / DENIS GLIKSMAN INRAP

Fuente: JUAN PEDRO QUIÑONERO  |  ABC      06/03/2015

Los especialistas califican de excepcional un cementerio celta en el que se están descubriendo tumbas y restos arqueológicos de la más diversa naturaleza, iluminando desde nuevas perspectivas las relaciones sociales, políticas, económicas y culturales de los países del norte y el sur de Europa, durante más de mil años, entre el siglo XIV antes de Cristo y el comienzo de la era cristiana.

Los especialistas franceses del Instituto nacional de investigaciones arqueológicas preventivas (INRAP) descubrieron el otoño pasado un sitio funerario en las afueras de Lavau (Aube), una pequeña localidad de menos de mil habitantes, en la región de la Champaña-Ardenas (este de Francia), una ruta estratégica para la comunicación entre los pueblos germánicos y el Mediterráneo, a través del valle del Ródano.

Tras seis meses de revelaciones, los especialistas del INRAP hacen ya un un primer balance muy provisional, calificando de «histórico y excepcional» un descubrimiento que está desenterrando milagros arqueológicos de primera importancia, con una triple dimensión.

El cementerio celta descubierto en Lavau fue un sitio funerario durante más de un milenio, entre el 1.400 antes de Cristo y los primeros siglos de nuestra era. Tienen especial importancia las tumbas del siglo V antes de Cristo.

Periodo temporal sin duda excepcional, que tiene otra particularidad de primera importancia. Todos los restos arqueológicos descubiertos ponen de manifiesto unas relaciones «diplomáticas», sociales, políticas y culturales muy intensas entre los países del norte (la actual Alemania y más allá) y los países de la cuenca mediterránea.

Hace más de 3.000 años, la actual Francia (celta y gala) ya era una suerte de «puente» entre la Europa germánica y la Europa mediterránea, griega y romana.

Proselitismo de sus dioses

Varios de los descubrimientos en curso subrayan esa dimensión estratégica de la actual Francia. En el cementerio de Lavau quedan rastros palmarios de ese diálogo cultural de inmenso calado histórico.

Los especialistas conceden especial importancia a una pieza calificada de «excepcional»: un caldero de bronce de más de un metro de diámetro, decorado con cabezas con cuernos del dios griego Aqueloo («el que ahuyenta el pesar»). Hace 3.000 años los griegos ya estaban dando su «nota» a caballo entre las Europas del norte y del sur, haciendo propagando de sus dioses, capaces de «ahuyentar el pesar» con un gran caldero destinado a distribuir las bebidas euforizantes de la época.

Emilie Millet, especialista en «mobiliario» de la época, comenta: «Pensamos que ese caldero tiene una factura probablemente griega o etrusca. Es una obra maestra de la metalurgia de la Edad de bronce».

La poción mágica

El caldero descubierto en una aristocrática tumba, en Lavau, tenía la misma función que tienen calderos más rústicos para distribuir la legendaria «poción mágica» en las historias de Astérix y Obelix o para consumir caldos gallegos no menos afrodisíacos, claro está.

«Ni siquiera en las tumbas griegas se encuentran objetos tan preciosos como el caldero de Lavau», comenta, admirado, Dominique García, profesor de la universidad de Aix-Marsella. Tras la preciosidad del caldero de Lavau es posible rastrear huellas de un diálogo cultural de inmenso calado. El gran señor o princesa que estuvo enterrado en la tumba donde se ha encontrado el caldero tenía un gusto muy acentuado por las ceremonias báquicas y orgiásticas, del culto griego a Dionisos.

Todo parece sugerir, estiman los especialistas, que los grandes señores celtas / galos enterrados en Lavau tenían muchas relaciones comerciales con los artistas y comerciantes mediterráneos, griegos, primero, y romanos, más tarde, pasándoles encargos de grandes obras de ornamento artístico, pagadas al precio fuerte de la época.

Los griegos llamaron celtas a los pueblos de la Edad de Hierro que hablaban lenguas celtas. Los romanos llamaron galos a muchos de esos pueblos afincados en la actual Francia. En el cementerio de Lavau, testigo capital de los ritos funerarios celebrados en el lugar, durante más de un milenio, esas y otras tradiciones culturales se fecundaron las unas a las otras de mil y una maneras.

Los celtas del norte adoraban las artesanías y cultos griegos / orientales. Los pueblos mediterráneos (griegos / romanos) estaban sedientos de materiales preciosos (estaño) que les llegaban de la actual Alemania, hasta el Báltico.

Los especialistas estiman que el fabuloso cementerio celta de Lavau permitirán hacer nuevas y maravillosas revelaciones sobre la historia arqueológica de nuestra vieja Europa y los orígenes de su civilización.

La Victoria de Samotracia despierta en color de su sueño más largo

  • El Louvre detalla en una muestra las últimas restauraciones de la pieza
  • El proceso ha revelado detalles desconocidos del color original
  • Podrá visitarse entre este jueves 5 de marzo y el 15 de junio
Traslado de la Victoria de Samotracia a la sala de las siete chimeneas, antes de su restauración | Antoine Mongodin

Fuente: JUANMA CUÉLLAR   |  RTVE     05/03/2015

Las alas de mármol de la Victoria de Samotracia vuelven a deslumbrar a los visitantes del Louvre desde que lo hicieran por última vez en julio de 2014, tras un año de restauración. Tallada en el siglo II antes de nuestra era, rindió pleitesía a los grandes dioses helenos desde la Samotracia griega por las victorias navales de sus patrocinadores.

El paso del tiempo la enterró y la despedazó hasta que en 1863 el arqueólogo francés Charles Champoiseau la descubrió en el santuario de la isla del mismo nombre, al norte del mar Egeo.

Desde entonces, varias restauraciones han despertado a la diosa alada que palpita en estos dos metros y medio de mármol ingrávido y perfecto. La cuarta y última, iniciada en 2013, ha sido la más profunda, y el Museo del Louvre muestra, entre este jueves 5 de marzo y el 15 de junio, el desarrollo de todas ellas en la exposición La Victoria de Samotracia, redescubrir una obra maestra.

La Victoria de Samotracia después de su segunda restauración en 1883

Una diosa en color

La muestra detallará a los visitantes las peripecias de la Victoria desde su hallazgo en el Santuario de los Dioses en la isla de Samotracia, y cómo sobrevivió a los avatares de los siglos XIX y XX. También se mostrará al público por primera vez fragmentos del ala y del brazo derechos, que han permanecido preservados por el museo hasta ahora. Pero no solo eso. Esta última intervención ha revelado detalles como la naturaleza del color y las tintas que teñían originalmente el mármol de la escultura, conclusiones minuciosamente reflejadas en la documentación expuesta.

La mujer alada reposa sobre una base de mármol gris que emula la proa de un navío. La altura del conjunto en su emplazamiento de origen se estima en unos cinco metros -actualmente es de 5,7 m- , y en la exposición es posible contemplar una figura similar en monedas griegas acuñadas por Demetrio Poliorcetes, un tetradrecma datado entre los años 301 y 292 antes de Cristo.

Unos operarios elevan la estatua de la Victoria de Samotracia ya restaurada en el proceso de colocación en su lugar en una de las escaleras magnas del Museo del Louvre, la escalera Daru. © 2014 Musée du Louvre / Antoine Mongodin

Cuatro millones

La restauración ha permitido recolocar en su lugar trece fragmentos de los 30 conservados en el museo. Niké, su nombre griego, ha recuperado una mecha de su moño y tres plumas de su ala izquierda para seguir reinando en el Louvre junto con La Gioconda y La Venus de Milo.

La operación ha costado cuatro millones de euros (5,4 millones de dólares), uno de ellos reunido gracias a 6.700 donantes y el resto por grandes mecenas franceses y extranjeros.

Desde que Champoiseu devolvió al aire, hace ya siglo y medio, la alada Victoria de Samotracia ha fascinado a artistas y a estudiosos del arte clásico griego. La perfección de sus formas la ha convertido en icono y símbolo, inspirando émulos como la Victoria realizada por el artista Yves Klein en 1962 que conserva el Museo Reina Sofía, una diosa de un azul profundo, quizás parecido al que lució hace dos mil años.

Cuando en la Ilíada se decía «tetilla» y no «pecho»

La epopeya griega escrita por Homero, una referencia constante en la literatura, posee tantas versiones como traducciones se han realizado

Fuente: Óscar Martínez, traductor de la «Ilíada»  |  LA RAZÓN

Aislada en el tiempo dentro de su propia calidad literaria, la «Ilíada» trae los ecos de un pasado en el que ejércitos de héroes combatieron en torno a una ciudad cuya destrucción estaba fijada de antemano. Con su «Ilíada» Homero fraguó una historia imperecedera sobre la que los antiguos griegos volvieron una y otra vez para modelar su espíritu y configurar de ahí en adelante todo un sentido de humanidad en Occidente. A través de los siglos hemos tornado la mirada hacia la obra homérica, guiados en buena medida por sus traductores. Es sabido que cuando la literatura latina dio sus primeros pasos lo hizo a través de la traducción de la «Odisea» realizada por el gramático de procedencia griega Livio Andrónico. La «Odusia» de Andrónico constituyó, pues, el primer peldaño hacia una de las cumbres de la literatura universal: la «Eneida» de Virgilio, que tanto temática como formalmente bebía explícitamente de Homero.

Como contrapartida, Virgilio supo mantener vivo el fuego homérico cuando se perdió de vista la noción de la lengua griega: todo el conocimiento que tenía Dante acerca de Homero cuando lo presentó como «poeta sovrano» en el primer círculo del Infierno se lo debía a Virgilio, ya que el autor de La «Divina comedia» nunca pudo leer a Homero. Petrarca, en cambio, aunque poseía una copia manuscrita de la «Ilíada», se confesaba sordo ante sus palabras al no saber griego. Fue la necesidad de leer al viejo aedo lo que dio lugar a la primera traducción europea de la «Ilíada»: en ello Boccaccio resultó decisivo, pues consiguió como traductor a un tosco monje calabrés llamado Leonzio Pilato que se hacía pasar por griego: hacia el año 1365 los humanistas italianos ya contaban con una traducción en latín –la primera de muchas– con que volver a leer a Homero.

Homero, una presencia constante

Gracias a estas traducciones latinas comenzaron a aparecer las primeras versiones homéricas en las lenguas nacionales (hacia el 1450 apareció en España la «Ilíada en romance» atribuida al hijo del Marqués de Santillana); desde entonces, la presencia de Homero fue constante en las literaturas europeas. En este sentido, George Steiner señala que el mito «natural» de los británicos, el artúrico, acabó cediendo su puesto al imaginario homérico: Chaucer, por ejemplo, abordó la temática troyana en «Troilo y Criseida» hacia 1385, y luego Shakespeare repitió título y temática en 1602: ¿tuvo Shakespeare alguna vez ante sus ojos la «Ilíada» traducida por Chapman (1598), su rival en la composición de sonetos?

Es preciso señalar que no todas las épocas fueron favorables a Homero. La consolidación de una estética neoclásica redundó en la pérdida de favor de sus poemas. Los literatos del momento pasaron a considerar a Homero (por extensión a todos los poetas antiguos) un autor de pésimo gusto: se trata de la famosa «Querella entre los modernos y los antiguos» en la que participaron escritores como Racine, de parte de los antiguos, y los hermanos Perrault o Voltaire por los modernos. Sin duda, en la «Ilíada» existen numerosos pasajes capaces de perturbar la sensibilidad neoclásica: que un rey pudiera disfrutar de un banquete a base de animales de corral trinchados por él mismo o que un héroe tropezara sobre una montaña de estiércol no eran precisamente cualidades versallescas. De esta manera, en España el traductor José Hermosilla se vio obligado a hacer estas aclaraciones a propósito de su traslado de la «Ilíada» (1831): «En general en todo el poema, donde se dice »tetilla», »ombligo», »nalga», »la vejiga», »las partes pudendas», he empleado los nombres de »pecho», »costado», »cuerpo», »vientre», »ijar», u otro equivalente. Porque si bien los términos griegos son más exactos, anatómicamente hablando, sus correspondientes son para nosotros menos poéticos».

La rebeldía de los héroes

Con el cambio de centuria, el mundo heroico de Homero cobró un nuevo sentido: sus héroes evocaban la rebeldía contra lo estático y lo vulgar en pos de unos valores superiores como la fuerza o el coraje. Es la época en que Joyce alcanzaba con su «Ulises» (1922) una de las cumbres de la literatura en lengua inglesa, mientras que en España Machado declaraba en sus «Proverbios y cantares» que en su infancia soñaba con los héroes de la «Ilíada». La nostalgia del héroe épico también se hacía sentir en la definición del esperpento que Valle Inclán plasmó en «Luces de bohemia». Por su lado, Baroja reproducía punto por punto en su «Zalacaín» (1909) la escena de despedida entre Héctor y Andrómaca del canto VI de la «Ilíada», y no es improbable que su inspiración procediera de la «Ilíada» (1908) de Luis Segalá, de marcados acentos modernista.

En cada época la obra homérica adopta su significado. El poeta portugués Manuel António Pina sostiene que tal vez la «Ilíada» no sea sólo un libro, sino la propia idea de la literatura y que todos los demás libros reescriben incesantemente algún verso suyo. El hecho es que en el siglo XXI la epopeya homérica mantiene intacta su capacidad de conmover y perturbar con su vigor expresivo: resaltar el carácter eminentemente narrativo de la «Ilíada» y verter en toda su fiereza la potencia de sus imágenes y su léxico es lo que hemos pretendido al presentar una traducción para el siglo XXI. Continuar leyendo la «Ilíada» a través de nuevas traducciones es una forma de ocupar el puesto que nos corresponde en el proceso de transmisión de toda una forma de humanismo y de cultura.

Una gran migración cambió a los europeos y sus lenguas

¿De dónde vienen los europeos? Un nuevo estudio demuestra que un gran movimiento poblacional en el Neolítico varió el mapa genético

Fuente: Teknautas 

Los europeos actuales son resultado de varios movimientos poblacionales, si bien, el último de ellos, el que tuvo lugar hace unos 5.000-4.500 años, fue el que además dio lugar a la mayor parte de las lenguas que se hablan hoy en día en el continente.

Esta es la principal conclusión de un estudio coordinado por David Reich (genetista de la Universidad de Harvard, EEUU) y Kurt Alt, de la Universidad de Maguncia (Alemania) y en el que han participado investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona, de la Autónoma de Madrid, la Universidad de Valladolid y del Instituto arqueológico alemán.

La investigación, publicada hoy en Nature, se basa en el estudio del ADN de los restos de 69 individuos europeos del Paleolítico, Neolítico, y la Edad del Bronce en Europa.

Los restos, de entre 8.000 y 3.000 años de antigüedad, «son en su mayor parte de individuos de Alemania central, pero también hay de Hungría, Rusia y la Península Ibérica», explica a Efe Roberto Risch, investigador de la UAB y coautor del estudio. «El análisis genético de los restos nos ha permitido reconstruir la prehistoria y ver qué personas y en qué épocas son genéticamente semejantes», y reconstruir la historia de las migraciones y movimientos poblacionales que han configurado Europa, afirma Risch.

Los primeros europeos

El primer cambio en los pobladores europeos se produjo hace unos 7.000-8.000 años, cuando influidos por la llegada de hombres de Mesopotamia o Próximo Oriente (el llamado Creciente fértil), los pobladores de Europa central y del Mediterráneo occidental empezaron a domesticar animales y a dedicarse a la agricultura.

Al estudiar los restos «vimos que las poblaciones del Neolítico de la Península Ibérica eran prácticamente iguales que los de los individuos de Europa central, lo que confirma que la migración desde Próximo Oriente -hace unos 8.000 años- efectivamente llegó a Europa Central y al Mediterráneo occidental por distintos medios y fue el primer cambio genético respecto a los cazadores-recolectores del Paleolítico». Posteriormente, las poblaciones de Europa central y del este siguieron trayectorias diferentes y no se relacionaron entre sí hasta hace unos 4.500 años.

En ese momento, Europa central estaba habitaba por una cultura arqueológica (la de las cerámicas cordadas) pero el ADN de sus restos «no tiene nada que ver con el de los individuos de Europa occidental. Es totalmente distinto en más de un 75% de los casos», y tal cambio genético en las personas sólo puede significar que «han venido de otro sitio y, por tanto, se trata de una migración poblacional muy importante».

Al analizar el ADN de los huesos, los investigadores vieron que las personas de la cultura de la cerámica cordada tenían el mismo ADN que las poblaciones kurgánicas de las estepas de Rusia y Ucrania (estepas norpónticas).

Esta observación coincide con la ‘hipótesis de la estepa’, una teoría lingüística que planteaba que los idiomas indoeuropeos probablemente vienen de la zona norpóntica

Esa observación coincide con la ‘hipótesis de la estepa’, una teoría lingüística que planteaba que los idiomas indoeuropeos probablemente vienen de la zona norpóntica de las estepas orientales y que llegaron a Europa hace unos 4.500 años en una migración «tan masiva que hizo que un 75 % de la población de Europa Central se renovase totalmente» y que también supuso la llegada de un nuevo idioma: el indoeuropeo del que han surgido casi todas las lenguas que se hablan actualmente en el continente.

Actualmente, el 50% de las personas de Europa del norte y Europa central y un 25 % de los habitantes de la Península Ibérica siguen teniendo en su ‘pool genético’ raíces de estas poblaciones kurgánicas, es decir, «que la población europea actual debe una parte importante de sus raíces genéticas a esta migración que se produjo hace unos 4.500-5.000 años».

Pero además, la investigación concluye que además de un cambio genético y lingüístico, esta migración supuso un gran cambio social y político para el continente. «Dio lugar a las primeras tumbas individuales, a un nuevo tipo de armamento con metalurgia más desarrollada, a la llegada de la rueda y el carro, y a muchos cambios sociales y políticos», concluye.

Laboratorio del Museo Arqueológico Nacional: donde la historia cura sus heridas